El guardaespaldas estaba lleno de miedo y ansiedad, sintiendo que había fallado en su deber de proteger a su jefe. No podía recordar cómo habían terminado en esta situación, pero recordó haber considerado buscar una habitación para su jefe cuando empezó a sentir sueño.
—Señor, quería ayudarlo a encontrar una habitación pero también empecé a sentirme somnoliento. Lo siento mucho, pero no sé cómo llegamos aquí —confesó.
Robin sospechaba de su medio hermano, preguntándose por qué haría algo así. Después de todo, este era su hotel, ¿cómo su medio hermano podría tener acceso?
Robin se dio cuenta de que no podía culpar a nadie más que a sí mismo, sintiendo que debía haber hecho inconscientemente algo mal otra vez.
Buscando frenéticamente su teléfono, lo encontró a su lado, pero estaba apagado. Robin frunció el ceño, sintiendo que alguien estaba detrás de esto y decidió que tendría que hablar con el gerente del hotel.