"Sabrina abrió los ojos, encontrándose con su intensa mirada, y sintió un toque de arrepentimiento por haberlo rechazado previamente.
Supo que lo había provocado, y ahora su deseo por ella era palpable.
—Si no quisiera esto, no habría llegado tan lejos —dijo juguetonamente, alimentando el anhelo de Robin por ella.
Se había contenido durante mucho tiempo, pero ahora que ella lo había aceptado, no podía contenerse más cuando estaban juntos.
—¿Confías tanto en mí? —preguntó, su voz llena de deseo.
Sabrina rió entre dientes.
—Solo mantén la boca cerrada y hagamos el amor —dijo.
Las mujeres tenían necesidades igual que los hombres, y ella no podía negar su propia excitación y anhelo por él.
Su sostén ya estaba desabrochado y descartado, revelando su pecho blanco y pezón rosado erecto, endurecido con deseo.