Devin se levantó abruptamente y recogió su abrigo. Había un entusiasmo emocionado en su rostro mientras avanzaba hacia la puerta.
—¿A dónde vas? —Lizzy preguntó ya que Devin nunca guardaba secretos acerca de sus movimientos. Él habló sin voltearse:
—Te lo diré después.
Cuando Devin salió, respondió la llamada.— Dime que la tienes. —Había mucha expectativa en su tono que hizo suspirar a su detective,
—Está almorzando con su madre en tu restaurante favorito. Ha estado con sus padres por unos días ahora —informó el detective desde el otro lado de la línea. Devin mostró una sonrisa torcida mientras respondía,
—Gracias. Avísame si ella hace algún movimiento.
Rápidamente, llegó al estacionamiento subterráneo, subió a su coche y se dirigió a su restaurante favorito. Estaba a solo cinco minutos en coche. Tan pronto como llegó al estacionamiento, recibió un mensaje de texto,
«Se dirige al baño de damas.»