—¿Te atreves a pegarme?
Zayla estaba tan sorprendida que las palabras lucharon por salir de su boca. Comenzó a sentir que necesitaba ir al hospital para hacerse un chequeo.
La bofetada de Sabrina no fue tan fuerte como la de Robin, pero como aún no se había recuperado del dolor, fue insoportable.
—Intentaste atacarme y yo me defendí. ¿No piensas en tu embarazo antes de intentar ser agresiva? Si tú no lo haces, yo sí y haré cualquier cosa para proteger a mi hijo no nacido —dijo Sabrina en serio. Zayla todavía se encontraba en shock.
Nunca pensó que Sabrina sería capaz de ponerse física.
—Espera. Espera hasta que le diga a Robin que le pegaste a su prometida embarazada. Me aseguraré de que termine todas sus colaboraciones de negocios contigo —dijo Zayla compungida, y Sabrina se echó a reír.
—No seas tonta, Zayla. Cuando eras la amante, solo veías su lado bueno, pero ahora que cohabitas, creo que te trata peor que a mí.
Vio la luz en los ojos de Zayla apagarse y dijo otra vez,