Sabrina sintió lástima por él y quería aceptar la invitación para bailar de nuevo, pero cuando recordó cómo Robin no pestañeó cuando ella pidió el divorcio y lo aceptó debido a Zayla, su corazón se endureció.
—No tengo ganas de bailar.
El corazón de Robin cayó al estómago. Oportunidades como esta eran únicas en la vida. No podría conseguirlo de nuevo a menos que hubiera otro evento que no fuera de negocios, porque en esa empresa, Sabrina estaría demasiado ocupada para honrarlo. Esta era su única oportunidad y no quería perderla.
—Por favor, solo esta vez. Por el bien de nuestro pequeño vínculo —Robin suplicó desesperadamente, señalando el estómago de Sabrina—. El vestido que llevaba escondía bien su embarazo, de modo que el pequeño bulto no se mostraba en absoluto.
Sabrina no quería que nadie la viera bailando con su exmarido, pero debido a la insistencia de Robin, temía que él siguiera preguntando.
—Solo esta vez —concedió Sabrina.