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Gabriel
Había tomado todas las notas como solía hacer cuando había una reunión con la Reina Trinidad y los demás. Yo era su hombre de confianza, el guardián del conocimiento y en quien más confiaba después de Reece y Vicente. Sabía que me necesitaba ese día y también sabía cómo ayudarla.
Como el hombre siempre responsable de mantener la historia y el conocimiento de nuestra gente, y de todos los otros seres no humanos del mundo, me esforzaba por conocer a los ciudadanos lo mejor que pudiera. Por eso sabía a quién contactar en esta situación.
No voy a decir que conocía el nombre y rostro de cada persona en nuestra comunidad y reino, pero conocía a varios de ellos. Me esforzaba en averiguar quiénes eran cercanos a mi Reina y a su familia.
