"Trinidad
—Vacilante, hice lo que se me dijo que hiciera. Quité mis manos de Vicente por primera vez desde que había tomado su mano en la mía. Lo solté y extendí la mano hacia las de los tres seres celestiales que me tendían la suya.
En el momento en que tomé sus manos y las sostuve entre las mías, sentí un inmenso torrente de poder. Las luces que antes radiaban de cada uno de los tres Dioses estaban de vuelta, y estaban creciendo más intensas de lo que habían sido antes.
El claro se llenó inmediatamente con una luz brillante e intensa que sabía que cegaría a cualquiera que la mirara directamente. En aquel momento agradecía que el tiempo estuviera congelado. No quería que esto dañara a nadie que estuviera cerca de mí.