—No sé si fue el ambiente de fiesta o no, pero después de volver a casa de la fiesta de cumpleaños de Reece, quería a Pablo más de lo que había querido a nada en mucho tiempo. Pasé toda la noche envuelta en sus brazos, nuestra pasión desbordándose el uno por el otro. Fue lo más intenso que habíamos hecho en mucho tiempo.
—Me desperté con un agradable dolor en mi cuerpo y el calor de Pablo aún envolviéndome. Su olor, como el viento que llega del océano mezclado con leche de coco fresca. Siempre era tan refrescante estar con él.
—Justo después de despertarme, pude decir que Pablo también se había despertado. No me había movido, pero él siempre sabía cuando estaba despierta, creo que podía sentirme observándolo.
—Estás quemándome un agujero —bromeó, una risa persiguiendo el sueño de su voz—. Sé que soy irresistible, ¿pero tienes que escudriñarme tan temprano en la mañana?
—No es temprano, tonto, ya casi es mediodía.