—Reece
Desde el momento en que Trinidad había aceptado casarse conmigo, había estado extasiado. Sentía que todo estaba bien en el mundo, que no había nada que pudiera salir mal. Noé parecía molesto al principio cuando le dijeron que teníamos noticias. Adivinó, incorrectamente, que Trinidad ya estaba embarazada ya que Nikki estaba embarazada. No creía que hubiera ninguna otra noticia por la que valiera la pena alegrarse.
Después de despedir a Trinidad y Vicente, le pedí a Noé que se quedara un rato para poder hablar. Se unió a mí en la cocina mientras buscaba algo para comer. Había planeado llevar a mamá y a Trinidad a cenar, así que le di el día libre a Abigail. No me importaba, yo podía valerme por mí mismo. Y no iba a dejar que la actitud hosca de Noé me afectara.
«Entonces, finalmente te redimiste, ¿eh?» —preguntó Noé en cuanto estuvimos solos en la cocina—. «Nunca pensé que vería el día en que ella confiara en ti de nuevo después de la mierda que le hiciste».
