—Reece
Estábamos persiguiendo a los últimos pícaros a través de los bosques. Había casi una docena de ellos esta vez. Estaban decididos a entrar en mi tierra y conseguir algo. Tenía la sensación de que sabía qué. Estaban tratando de llegar a mi casa, a mi Luna, a mi compañera.
Habíamos eliminado casi a todos ellos. Pero este se había quedado atrás y fuera de la lucha cuando comenzó, para poder huir cuando estuviéramos todos distraídos. Pues, eso no iba a funcionar conmigo. Lo perseguí de inmediato. Noé, Henry y Will siguieron su ejemplo.
Lo habíamos perseguido hasta las montañas. Casi a la casa. Era más rápido que la mayoría, pero yo lo iba alcanzando, y él lo sabía. Podía escuchar su voz de lobo gruñendo mientras me bufaba.
—¿Por qué eres tan rápido? No puedes ser rápido y fuerte. —Estaba molesto. No lograría llegar a su objetivo, y lo sabía.