Matar.
Definitivamente mataría.
Después de todo, dejar a esa escoria viva solo perjudicaría a los inocentes.
Oliver Walker nunca fue conocido por su misericordia, especialmente hacia sus enemigos.
¡De otra forma, sus adversarios no temblarían con solo escuchar su nombre!
—Yo... Yo te he dicho todo lo que sé... —Isaac Jones pensó que aún podía salvar su propia vida y preguntó emocionado—. ¿Puedo irme ahora?
En realidad, no era tan tonto; solo que la gente se desespera por vivir cuando enfrenta la muerte, así que tienden a magnificar incluso la esperanza más mínima.
—¡Puedes irte! —Oliver Walker dijo indiferente. Observando la expresión de alegría del hombre, añadió:
— Pero yo seré quien te escolte en el camino.
Cuando sus palabras resonaron, la sonrisa de Isaac Jones se desvaneció gradualmente, y rugió furioso:
— ¡Bastardo, mentiroso, hice algo bueno; deberías dejarme ir... agh...
