El odio que estas personalidades de la sociedad sentían hacia Oliver Walker y Emilia no era menor al de William Davis.
Primero, lo hacían para congraciarse con el médico divino. Segundo, ¡querían venganza por cómo les habían arrebatado el centro de atención!
Tras ser juzgada, Emilia se sintió ansiosa.
Pero… ¡no tenía otra opción!
Lo había hecho. ¡Fue un error que cometió!
Una sonrisa complaciente apareció en el rostro de William. Para él, esta era una oportunidad que Emilia le brindó.
Hendric Smith rápidamente lo detuvo —¡Cállate!
¿Qué estaba tratando de hacer este hombre?!
¿¡Cómo se atrevía a gritarle a su amo y a la esposa de su amo?!
Esto era absurdo. Incluso si este hombre estuviera cansado de vivir, ¡no podría actuar como un idiota!
Con un solo grito estruendoso, el ruidoso auditorio rápidamente quedó en silencio.
Al ver lo enfadado que estaba Hendric Smith, todas las personalidades de la sociedad presentes comenzaron a sonreír, sintiéndose complacidas.