"¡Todavía no! —dijo en voz alta.
Luna Thomas sabía que la situación no era buena, pero sólo podía fingir estar calmada. Quería aprovechar su relación familiar para aliviar la ambición de su segundo tío.
Aunque las posibilidades eran escasas, tenía que intentarlo.
Después de todo, la Corporación Thomas se encontraba ahora en un momento crítico. Si se producía otra lucha interna, aceleraría el ritmo de su destrucción.
—Suspiro… Lamento profundamente lo que le sucedió a mi hermano. ¡Debería ser yo el que fuera secuestrado! —Richard Thomas fingía estar indignado—. Él ha trabajado duro para la empresa toda su vida. ¡Es bueno que tome un descanso! Sin embargo, estoy dispuesto a asumir esta pesada carga y compartir tus preocupaciones.
Cuando dijo esas palabras sin vergüenza en un tono cariñoso, aparecieron unas gotas de lágrimas en sus ojos.