—¡Sí, de acuerdo! —Emilia asintió y se tumbó en el sofá, agotada. Sin embargo, rápidamente dijo preocupada:
— Cariño, ten cuidado. ¡Te esperaré!
Ella sabía lo que su marido quería hacer.
Pero... ¿podría detenerlo?
Además, no era que su marido quisiera hacerlo, sino que estaba obligado a hacerlo. Por lo tanto, por mucho que no le gustara la vida de espadas y cuchillos, aún tenía que intentar aceptarlo.
Siempre habrá personas que traten la bondad como una debilidad.
—¡Sí! —Oliver Walker se volvió y sonrió—. Descansa temprano. ¡No me esperes!
Hasta ahora, aún no sabía quién estaba detrás de todo, así que el incidente de esta noche debe ser muy serio.
Sin embargo... mientras estaba sumido en sus pensamientos, había llegado a la puerta sin darse cuenta.
—¡Jefe! —Mike estaba en guardia ahora. De hecho, con su alerta, esto no sería necesario pero al final, él todavía eligió este plan.
