"De hecho, a Arnold Frost realmente no le importaba Oliver Walker antes. De lo contrario, incluso si su cerebro estuviera apretado, no habría dicho semejantes palabras malvadas.
Sin embargo, después de darse cuenta, no se sintió avergonzado en absoluto. Por el contrario, se volvió aún más inflexible.
Después de todo, no podía perder la cara frente a su rival en el amor y a un yerno que vivía en su casa.
Las personas en el lugar también estaban viendo un buen espectáculo.
Arnold Frost acababa de regresar al país y no tenía idea de lo arrogante que era Oliver Walker.
Definitivamente no era un inútil ya que se atrevió a arruinar el banquete de los Davis.
—Si insistes en hacer el ridículo, no puedo detenerte, ¿verdad? —Oliver Walker no estaba enojado. En cambio, provocó:
—Sin embargo, déjame darte un consejo. ¡No seas demasiado arrogante!
Tal advertencia humillante hizo que la atmósfera se tensara.
Como se esperaba, ¡este chico era una persona sin miedo!
