Él no podía defraudar a su esposa. Hábilmente, recogió las agujas de plata y, bajo la atenta mirada de la multitud, insertó tres agujas de plata en el cuello del paciente.
—¡¡¡¡Tú!!!!!
Allie Wilson estaba tan enojada que su cara se puso roja y su cuello se engrosó. Criticó con ira:
—¡Estás yendo en contra de las reglas de la medicina moderna! ¿Qué pueden hacer esas agujas?
—Si la medicina china puede usarse para el tratamiento de emergencia, ¿cuál es el punto de la medicina occidental?
—Si las agujas de plata fueran útiles, ¿por qué necesitaríamos investigar para inventar tanto equipo médico?
Como médica, ya era educada que no maldecía cuando veía al paciente ser tratado así.
Sin embargo, ya no pudo contener su ira. Era como un volcán a punto de estallar. ¡Todo su cuerpo temblaba!
—¡Déjalo hacer el ridículo!
—¡Estará llorando de arrepentimiento una vez que lo envíen a la cárcel!
—Me preguntaba quién era. Resulta que es el esposo de Emilia.
—¡Ja!