—Te daré un consejo.
—¡No te creas demasiado!
El tono de Oliver Walker era escalofriante, al no tener un método efectivo para tratar con este tipo de mujer, cuyos instintos maternales desbordaban.
Caminar por este camino despiadado y sin sangre tarde o temprano le traería problemas.
¡No todo el mundo era su padre o madre, obligados a cederle el paso!
Él sentía una profunda simpatía por aquellos rehenes que habían sido asesinados, pero eso era todo —simpatía.
—¡Él no arriesgaría su propia vida por gente que sabía que no podría salvar!
—Eso no era bondad; ¡era locura!
—¡Completamente tonto!
Además, nunca había esperado que Zhang Caihe le devolviera el favor, por lo que no había enojo por ser recompensado con ingratitud.
Su estado de ánimo era bastante indiferente.
—Tac tac tac...
—Boom... boom boom...
Justo entonces, el sonido de la tierra rugiendo sorprendió a Oliver Walker.
—¡Conduce!
—¡Conduce, conduce!