—Sí, sí, sí... —murmuraron los presentes.
—Señor Walker... tiene razón... —aceptaron con voz temblorosa.
—Nosotros... nunca nos atreveríamos a tener pensamientos de rebelión —afirmaron con miedo en sus voces.
—Realmente no... no nos atrevemos... —sus palabras se apagaban en el aire.
—¡Señor Walker, la Alianza Marcial Antigua está dispuesta... dispuesta a servir a la pirámide! —exclamó Tristan Carter postrándose aún más.
—Estamos dispuestos a someternos a la pirámide, someternos a la División del Dragón y obedecer el liderazgo de Oliver Harris —proclamaron cientos de voces al unísono.
—Regresen, atiendan la convocatoria, y si alguien se atreve a irse, será asesinado sin piedad —sentenció Oliver Walker cortando cualquier susurro que surgiera entre la multitud.
—Jacobo, ¡no podemos permitirnos ser misericordiosos como una mujer! —exclamó Oliver Harris una vez que la multitud se dispersó—. ¡Este comportamiento es como soltar un tigre de vuelta a la montaña!