—Ah...
—Bang... Boom...
Y al siguiente momento, ¡todos en el salón de banquetes se quedaron atónitos!
Vieron a Mike Jones, vestida con un vestido de noche rojo y tacones altos, deslizándose entre la multitud. Con cada paso que daba, inevitablemente, tres a cinco personas eran ferozmente derribadas al suelo.
Sus ágiles movimientos eran tan llamativos que ¡todos los ojos estaban pegados a ella!
¿Quién habría pensado que una reina del cine retirada tenía habilidades tan increíbles?
Pero cuando recordaron que el maestro de Mike Jones era el Dios Marcial de la Ciudad del Océano Oriental—Oliver Walker, ¡todo tenía sentido!
Después de todo, ¡el poder de Oliver Walker ya era considerado el ápice de la fuerza de combate en sus ojos!
—Ouch...
—Ugh...
—Eso duele tanto...
En menos de tres minutos, el suelo bajo los pies de Mike Jones estaba lleno de guardias aullando de dolor.
La atmósfera dentro del salón de banquetes parecía congelarse.