Lily Jones no insistió, porque sabía que la negativa resuelta de Oliver Walker venía tras una profunda contemplación, no por renuencia.
Oliver Walker reflexionó:
—Puedes lidiar con ellos, hacer negocios con ellos e incluso aprender de sus intercambios.
—Pero yo...
—¡Imposible!
—dijo, riendo y hablando con confianza.
Aquellos años, ese odio, ¿cómo podría simplemente olvidarse?
Aquellas personas, esos hermanos, que dieron su vida por la pirámide, ¿cómo podrían ser sus sacrificios en vano?
En este momento, su corazón estaba lleno de emociones conflictivas, una amargura verdaderamente indescriptible.
Amaba a los niños pero no se atrevía a interactuar demasiado con ellos.
Temía que, inadvertidamente, pudiera plantar semillas de odio en los corazones de los jóvenes.
¡Eso sería algo verdaderamente aterrador!
—Mamá, cuando crezca, ¡definitivamente me uniré al militar!
—¡Quiero ser un héroe!