Cuando la profunda noche descendió, los muelles de la Ciudad del Océano Oriental estaban repletos de soldados completamente armados.
¡Incluso los reflectores en lo alto del faro parecían más brillantes que nunca!
Fue en ese momento que un coche llegó a toda velocidad.
—¿Estás seguro de que puedo pasar?
Vestida de incógnito, Jin Lisi observaba a los soldados armados que la rodeaban, su corazón temblaba de miedo, sabiendo que una vez en el barco, si la descubrían, no sería más que un blanco fácil.
En el mar, un barco sorprendido bajo fuego de artillería solo podría terminar en desastre.
El mar esta noche parecía tranquilo, ¡pero bajo esa tranquilidad acechaban corrientes capaces de arrastrar a uno hasta la muerte segura!
Si el barco se hundía, ni aunque Dios mismo llegara, habría esperanza de escapar de estas aguas.
—¡Puedes elegir no subir al barco!
Vivian Li le dirigió una mirada, sin ninguna intención de explicar.