—¡Humph! —El rostro de Emilia estaba lleno de desdén. No importaba lo que fuera, no iba a ceder.
Además, con la fuerza de Max Andrews, si quería competir con su marido, estaría buscando la muerte. Sin embargo, no tenía idea de lo peligrosa que era esta vez.
Anthony Carter estaba emocionado mientras caminaba. Una figura de primera categoría como Emily tenía un encanto único en cada uno de sus movimientos. Con tal figura y apariencia, jamás se cansaría de jugar con ella por toda la vida.
—¡Señorita Davis! —Los empleados del Grupo Médico Celestial, que sabían que algo grande había ocurrido, también salieron y bloquearon el camino.
Sabían que Emilia era una buena jefa.
También tenía grandes ambiciones y era aún más considerada con ellos.
¿Quién podría ver que secuestraran a una jefa así?
—¡Pierdanse! —Anthony Carter gritó. Ya no podía esperar más. ¿Quién hubiera pensado que habría tanta gente que no le importaba la vida?