Carlton Moore era su antiguo superior. Sin embargo, este era el mundo de los mercenarios. No existían amigos eternos. ¡Solo mataban por beneficios! Ni el cerdo gordo ni ellos mismos permitirían que Carlton Moore filtrara la información, porque provocaría un golpe mayor para ellos.
—¡Complejo de Villas Dongjiang!
—Jessica Wright llevaba un kimono y zuecos de madera. Sonreía. —Me pregunto qué viento sopla hoy. Realmente me siento halagada de que el gran Capellán esté aquí.
Su tono estaba lleno de burla e incluso seguía el protocolo del País del Este.
—¡Pequeña niña! El mar de amargura es infinito. Suelta el odio y te sentirás mucho mejor.
No se sorprendió al ver a la pequeña niña así, pero su corazón estaba destinado a doler. ¡Esa sensación era indescriptible! ¡En resumen, estaba sufriendo!
—Heh... Haha...
