—Entendido... —Connor asintió ligeramente.
—Jeje, parece que todavía valoras mucho a esta mujer. Todos los oprañeses tienen un problema común, y es que le dan demasiada importancia a las relaciones. ¡Si fueran personas de nuestro país, nadie tomaría un riesgo tan grande por una mujer! —Mike continuó.
—¡Esto solo puede probar que nosotros los oprañeses somos más humanos que ustedes! —Connor respondió a Mike en voz baja y continuó—. Ahora no estoy de humor para hablar tonterías con ustedes. Ustedes secuestraron a Chelsea solo para atraerme aquí. Ahora que han logrado su objetivo, ¿qué quieren?
—Sabrás lo que queremos hacer muy pronto. Sin embargo, para prevenir que realmente juegues algún truco, creo que es mejor dejar que te esposen... —Mientras Mike hablaba, sacó un par de esposas y se las entregó a Connor.
Connor bajó la cabeza y miró las esposas delante de él. Sabía que si se ponía esa cosa, realmente podría no tener la oportunidad de resistir.
