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—¡No puede dejarlo vivir bajo ninguna circunstancia, esta persona debe morir!
Alberto apretó los dientes y rugió con enojo, luego sacó su teléfono y marcó el número de Bill.
—Riing riing...
Después de dos tonos, Bill contestó la llamada.
—¿Has alcanzado a esa persona? —preguntó Alberto con voz baja.
—Señor, actualmente estamos siguiendo a esa persona. Sin embargo, no ha mostrado ninguna intención de detener su coche todavía. Estamos esperando la oportunidad adecuada. Quedese tranquilo, ¡no se escapará hoy! —respondió Bill rápidamente.
—¡Bien! —Alberto asintió levemente y continuó—. Bill, sin importar qué precio tengas que pagar, debes matar a esta persona por mí hoy. No debe salir vivo. Además, necesitas traer su cuerpo de vuelta a mí. ¿Entiendes?
—Señor, eso podría ser bastante difícil... —Bill dudó y respondió.
—¿Por qué? —preguntó Alberto con voz baja.
—La señorita todavía está en manos de esa persona... —respondió Bill.