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Después de escuchar las palabras de Connor, Alberto se quedó desconcertado y su expresión parecía incrédula. No esperaba que Connor fuera tan astuto, incluso sabiendo acerca de los francotiradores que habían preparado.
—Dado que fui capaz de infiltrarme en la cámara secreta de la familia Collie, eso significa que no soy un tonto. Te aconsejo que seas más honesto, o tu hija podría perder la vida —susurró Connor a Alberto.
—¿Qué es exactamente lo que quieres? —Alberto apretó los dientes y preguntó con voz baja.
—¡Consígueme un coche! —Después de pensar un momento, dijo Connor.
Alberto lo miró y tomó una respiración profunda antes de decir:
—¡Ve a preparar un coche para esta persona!
Al cabo de un rato, un Mercedes-Benz negro se detuvo justo frente a Connor.
—He preparado el coche para ti. ¿Puedes soltar a mi hija ahora? —preguntó Alberto.
—¡Todavía no! —Connor negó con la cabeza.