—Hermano, ¿quieres escuchar mis pensamientos sinceros? —preguntó Andreas.
—¡Por supuesto! —respondió casualmente Alberto.
—Cielo es ciertamente capaz, y no veo ningún problema mayor con que herede la posición de jefe de la familia en el futuro. Sin embargo, su personalidad es un poco demasiado arrogante. Esto podría estar influenciado por la crianza de su madre. Me preocupa que su carácter pueda convertirse en su debilidad en el futuro, justo como ocurrió esta vez. No estoy seguro de si podría suceder de nuevo —dijo Andreas con calma.
—Ah... —dejó escapar un suspiro Alberto tras escuchar esto, luego murmuró suavemente—. Sí, pero no puedo encontrar un candidato más adecuado que Cielo en este momento...
—¿Qué tal Aida? —preguntó apresuradamente Andreas.