—Señor Mc... Señor McDonald, esto lo ordenó Yulian. No tiene nada que ver con nosotros. Por favor, déjenos ir... —Timothy se volvió y miró a Connor mientras le hablaba con voz temblorosa.
—No sé si esto tiene que ver con los tres, pero sé que me han atacado justo ahora. Por lo tanto, ustedes tres no pueden irse aún... —Connor le respondió a Timothy.
—Señor McDonald, ¿cómo planea lidiar con nosotros? —Timothy dudó antes de preguntarle a Connor en voz baja.
Timothy sabía que Connor no quería matarlos. Después de todo, si Connor hubiera querido matarlos, lo habría hecho hace mucho tiempo. No había necesidad de perder aliento con ellos.
—Ustedes tres deben estar muy familiarizados con la situación en la Cueva del Precipicio, ¿verdad? —Connor preguntó con indiferencia.
—¡Sí, sí! —Timothy asintió sin pensar.
—¿Qué tal esto? Ustedes tres nos llevan a la Cueva del Precipicio. Después de que encuentre las hierbas medicinales, dejaré que ustedes tres se vayan... —Connor dijo suavemente.
