—¿Dónde estás, Connor? La clase de la consejera empieza en un rato. ¿Por qué aún no estás aquí? —Justo cuando Connor salía de la tienda de moda y se preparaba para apresurarse a la universidad, recibió una llamada de Dominic.
—Estoy en camino —Connor sacó su teléfono y respondió—. Luego, montó su bicicleta eléctrica y se dirigió al campus.
Como estudiante de tercer año, no tenía que asistir a muchas clases, excepto a la de la consejera, a la que tenía que asistir sí o sí.
Primero, Connor no se atrevía a saltarse una clase de la consejera. Segundo, la consejera era una mujer seductora, y él no quería ofenderla. En los ojos de Connor, la consejera de la universidad era una seductora de verdad, de las que hechizan a los seres vivos.
Diez minutos después, Connor llegó al aula de conferencias. En ese momento, la consejera estaba en medio de su discurso cuando Connor llamó suavemente a la puerta.
—Adelante —Una voz suave habló.