Connor miró a Nadine de pies a cabeza y reveló una sonrisa presuntuosa en su rostro.
En efecto, Nadine era bastante bella. Su figura y apariencia podrían considerarse de primera clase.
La ropa de Nadine también era muy reveladora. El dobladillo del vestido estaba envuelto alrededor de sus caderas, revelando sus piernas sexys y hermosas.
Cada movimiento suyo desprendía un encanto extremo, emitiendo un atractivo que tentaba a todos los hombres.
¡No es de extrañar que Jerico estuviera fascinado por tal mujer!
Sin embargo, Connor ya estaba insensibilizado a las mujeres hermosas. Tenía muy claro que la mujer que estaba frente a él era una existencia diabólica.
—Soy amigo de Jerico y Wynona. ¡Me llevo a Wynona conmigo hoy! —Connor le susurró a Nadine.
—¿La prometida de mi hermano? ¿Qué derecho tienes tú para llevártela? —preguntó Nadine.