—¡Zumbido!
En este momento, el teléfono de Connor volvió a sonar. Cuando cogió su teléfono y vio la pantalla, se dio cuenta de que era Freya llamándolo.
Connor miró el nombre de Freya parpadeando en la pantalla, y un toque de nerviosismo parpadeó en su rostro. Por lo general, ella nunca lo llamaría; si lo estaba haciendo, significaba que algo grande había sucedido.
—Se acabó. ¿También recibió Freya esas fotos? —murmuró Connor desamparado—. Su relación con Freya sólo se había relajado un poco después de muchas dificultades. Si ella viera estas fotos ahora, no habría forma de limpiar su nombre, ni siquiera si saltara a un río.
Connor tomó una respiración profunda, luego cogió su teléfono y salió corriendo del aula, después de lo cual contestó la llamada.
—¡Hola, Connor! —la dulce voz de Freya sonó.
—Sí... ¿Por qué me llamaste? —preguntó Connor nervioso.
—¿Qué pasa? ¿No puedo llamarte si no tengo nada que hacer? —respondió Freya en broma.
...
