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—¿No es para tanto, verdad? —susurró Vanessa al escuchar las palabras de Connor, no pudiendo evitar fruncir el ceño.
—¿Todavía me estás discutiendo? Más te vale que me des una explicación ahora. ¿Por qué llegas tarde todos los días? No puedes hacer lo que quieras solo porque eres la gerente general del casino, ¿verdad? —exclamó Connor.
Vanessa miró a Connor, exasperada.
Ella sabía que Connor estaba intencionalmente complicándole las cosas.
No solo tenía que manejar los negocios del casino, sino también del club, así que era normal que llegara tarde.
Además, no era algo que no hubiera estado haciendo todo este tiempo. Connor sabía que ella solo llegaría a estas horas, pero nunca había dicho nada al respecto. Ahora, él estaba intencionalmente complicándole las cosas. Si esto no era intencional, ¿qué era?