Ahora estaban en un casino. Obviamente, este casino no era un lugar al que pudieran entrar personas comunes. Era especialmente para los ricos.
—¿Me vas a decir que este casino también es de tu propiedad? —Connor le preguntó a Chelsea sin palabras.
—¡Por supuesto que no! —Chelsea movió suavemente la cabeza.
—Para poder abrir un casino tan grande, ¡la persona debe ser alguien muy importante! —Connor volvió a suspirar con admiración.
En ese momento, Connor ya se había dado cuenta de que estos jugadores eran todos altos funcionarios y dignatarios, y que estaban haciendo apuestas altas. Esto significaba que estas personas definitivamente no eran gente común.
Si uno quisiera administrar un casino tan grande, el jefe detrás de él debe tener una red de conexiones aterradora.