Queta no podía creer lo que veían sus ojos.
Nunca había esperado que todo lo que acababa de ver fuese realidad.
Tal vez porque el sonido de la pelea en el patio trasero era muy fuerte, sumado a que Carlos y Diana decidieron abrir fuego para eliminar a los dos francotiradores, Freya y los demás que originalmente estaban en la habitación privada oyeron el alboroto.
—¿Qué fue ese sonido recién? —Después de darse cuenta de lo que pasaba, uno de los jóvenes se levantó rápidamente y exclamó excitado.
—Sonaron como disparos... —susurró una chica.
—Así es, disparos, y parece que rifles de francotirador. Yo jugaba con este tipo de armas cuando estuve en el ejército —gritó otro joven.
—Y parece como el sonido de gente peleando... —Samuel no pudo evitar fruncir el ceño.
—¿Cómo es posible que alguien esté disparando? ¡Sabes que este es el Club de los Hustlers! ¿Quién tendría la audacia de disparar aquí? —De inmediato, todos cayeron en pánico, con expresiones tensas en sus caras.