—Abby lo escuchó todo. Escuchó cómo la Anciana Rosa decía que solo amaba a Ari, el segundo príncipe. Ni siquiera necesitabas usar tu cerebro para saber que ella engañó a su padre para estar con su amante.
—Sin embargo, la Anciana Rosa la condenó por estar con Liam cuando ella no había engañado a nadie. La hipocresía aquí era muy alarmante.
—¿La condenaba porque había nacido del hombre que no amaba? Pero, ¿qué hay de su primera hija? ¿Gabriel? ¿Por qué la trataba mucho mejor?
—La Anciana Rosa se sorprendió de ver a Abby y la forma en que la miraba, pero su principal preocupación en este momento era Iris y había un asunto urgente que necesitaban manejar.
—Mientras tanto, a Caña no pareció sorprenderle ver a la Anciana Rosa con Iris y cuando ella pidió algo de tiempo a solas con ella, él estuvo de acuerdo.
—En este punto, Iris era demasiado poderosa como para que la Anciana pudiera hacerle daño.
—Estaré con los bebés —dijo Caña.