—Iris... —susurró Caña.
Este era el lugar donde hicieron el amor por primera vez. No por deseo, no por coerción, sino porque realmente se amaban.
Este era el lugar donde por primera vez fueron honestos con sus sentimientos. Caña la trajo aquí y aquí, en este lugar, la encontró de nuevo. O más bien, fue Iris quien finalmente lo encontró a él...
—Iris... —En el momento en que el nombre escapó de sus labios, todas las piezas cayeron en su lugar correcto. La constante sensación de incomodidad que había sentido todo este tiempo, la vida que había estado viviendo durante estos últimos diez años y todo lo que sabía, se derrumbó.
Era una ilusión.
Ahora que todo era tan claro como el día, el entorno de Caña se desvaneció. El hermoso lago con hierba blanca desapareció de su vista, y fue reemplazado por la vista de una airada conmoción.