—Ven aquí —dijo Cane cuando Iris estaba considerando ponerse el vestido de nuevo. Estiró su mano y la ayudó a entrar al agua. Ella se sentía tan correcta en sus brazos, cada curva de su cuerpo era perfecta—. ¿A dónde vas? Pensé que estabas tratando de seducirme.
—Piensas demasiado —refunfuñó Iris, pero permitió que Cane la sostuviera. El agua no estaba fría y el clima era bastante cálido, ya que la luz del sol bañaba sus cuerpos desnudos y entrelazados. Miró a su compañero de cerca y se encontró admirándolo. Cane era hermoso.
—¿En serio? —Cane se inclinó y besó sus labios. Picositos y suaves, mientras su mano acariciaba su espalda desnuda. Presionó su cuerpo contra el de ella, para que supiera lo excitado que estaba en ese momento. Bueno, Iris no había fallado completamente en seducirlo. De hecho, nunca fallaría.
—Cane... —Iris gimió, jadeó por aire y Cane bajó sus labios por su cuello, mordiendo ligera y juegamente sobre su marca—. Hace cosquillas... —ella rió.