—Todavía no es demasiado tarde, Caña. —Aria observó a Caña con la mirada fija en las dos cabezas de sus espías alrededor de sus pies con rostro inexpresivo. Todavía era esta fría e insensible persona después de todo este tiempo, incluso viendo a su propio pueblo, no podía alterar su calma—. Ven conmigo, Caña. No podrás ganar esta guerra. Estoy segura de que ya sabes que esta guerra no solo es por el trono.
Para el alfa Colter y Koda, veían esta guerra como una manera de poner al bebé en el trono, era todo sobre el poder, pero para Caña y la gente del Reino Sagrado, sabían que había más, había algo más profundo y oscuro.
—Caña, ven conmigo. Permíteme ser yo quien te salve esta vez. —Aria extendió su mano, dio un paso más cerca de Caña porque él no daba ninguna respuesta. Decrático le había prometido a él. Dijo que mientras Caña estuviera dispuesto a venir con ella, podía hacer que él la deseara, reemplazar el lazo entre él e Iris para estar con ella.
