""—¡Esa puta dio a luz a un bastardo! —María rugió furiosa—. Estaba tan enojada, que le costaba respirar. Quería arrancar la cara de esa mujer con ambas manos. ¡Quería que esa estafadora muriera!
Había dedicado su tiempo y energía para ayudarla durante el embarazo e incluso arriesgó todo para ofender a la luna de la manada, ¿¡pero para qué!? ¡En realidad concibió el bebé de alguien más y quería hacerlo pasar como del alfa! ¡Cuán víbora y estúpida era esta mujer al pensar que podría hacerlo!
—¡Debes matar a esa mujer y colgar su cabeza en la punta de una lanza! ¡Cuélgala allí! —María se levantó, sus ojos ardiendo de furia.
Sin embargo, su furia no era nada comparada con lo que Redmond sentía en ese momento cuando escuchó cómo esta vieja maldijo a Sofia y a su hijo.
Su sangre hervía y veía todo rojo. El enojo acechaba bajo su piel, mientras su cuerpo temblaba. ¡Estaba a punto de convertirse de nuevo y hacer pedazos a María por decir algo así!