Iris se sobresaltó cuando Caña se retiró de ella y colocó su cuerpo sobre su pecho, mientras se apoyaba en la bañera.
—¿Estás bien? —preguntó Caña nuevamente—. Su voz ya no sonaba tan enfadada, mientras le quitaba el vestido, mientras Iris se acurrucaba contra él somnolienta, su mano estaba entumecida, pero era mejor que la última vez.
—Hm... somnolienta —balbuceó Iris—, cerrando los ojos y frotándose contra su cuello.
Al verla así, por supuesto, Caña no podía seguir enfadado con ella, tampoco podía regañarla por tocar al licántropo.
Al final, fue Caña quien la bañó y cuando regresaron a su dormitorio, Iris se había quedado dormida y la habitación había sido limpiada, aunque si eras un cambiaformas, todavía podrías oler un ligero aroma a sangre dentro de esta habitación, pero era soportable.
Caña no le puso ninguna ropa y la dejó dormir desnuda, ya que el clima era cálido y una manta era suficiente para cubrirla.