—Querido, bésame —comenzó ella— como si necesitaras sentirte seguro. Porque mis labios quieren conocer todos los lugares en los que has sido herido. Así, pueden alejar todo el dolor.
Estaba acostada a tu lado y tenías esta media sonrisa porque mis manos estaban deslizándose por tu columna vertebral. Y me miraste y perdí la cuenta de todo porque me di cuenta de lo mucho que quiero estar bajo tu piel.
«Pensamientos de Almohada»; Courtney Peppernell
—Te deseo, Iris —dijo él—, ¿te entregas a mí?
Las palabras fueron escuchadas por sus oídos y resonaron en su corazón. Sobre ellos, la nube ocultaba la luna, como si fuera demasiado tímida por la audaz declaración del alfa.
—Él la deseaba —continuó el narrador—, él deseaba a su compañera.
La llevó lejos de la casa de la manada, para que no fueran molestados y por esta noche, solo ellos dos importarían.