Iris despertó antes que Caña y lo primero que sintió fue el agotamiento. Todo su cuerpo estaba en un dolor aplastante. Levantó sus manos y vio que sus muñecas estaban inflamadas y rojas, se lamio los labios y estos le picaron.
Caña debía haber aplicado alguna pomada en sus labios en algún momento, que no recordaba cuándo, porque podía sentir que sus labios estaban un poco aceitosos.
Por un momento, Iris miró sus muñecas magulladas y recordó cómo Caña intentó detenerla y sujetarla para que dejara de hacerse daño. Las lágrimas se acumularon en sus ojos, mientras se acurrucaba más cerca de él y, por instinto, él le dio unas palmaditas en la espalda, mientras sus ojos seguían cerrados y esto hizo que ella se sintiera un poco cómoda mientras volvía a dormirse.