—Este es un nuevo juego. Te gustará. Relájate, ¿de acuerdo? De lo contrario, ya no jugaré contigo porque no es divertido —dijo Kellan a Iris, quien lo escuchaba asustada.
Iris no podía escuchar cómo gritaba con todas sus fuerzas, mientras golpeaba su cabeza tan fuerte con sus puños, como si así pudiera deshacerse de la imagen de su cabeza. Gritó hasta que su garganta se sintió dolorida y no se detuvo incluso entonces, se volvió cada vez más y más frenética cuando sintió que alguien la tocaba.
—¡Iris! —Cane llamó su nombre, pidiéndole que abriera los ojos, pero ella no respondió bien a su tacto.
El Alfa se precipitó a la habitación una vez que escuchó su grito desgarrador y encontró a su compañera intentando lastimarse a sí misma, ella seguía golpeándose la cabeza y arañándose los labios, haciéndolos sangrar.
—¡Detente, Iris! —Cane estaba luchando para hacerla parar, pero al mismo tiempo, necesitaba asegurarse de que no la estaba lastimando.