—Bien. La Princesa Osana acarició la cabeza de Will con cariño, como si fuera su mascota—. Bésame allá abajo... —su voz se convirtió en un susurro, mientras miraba sus ojos muertos y veía su desesperación.
La vida había sido muy cruel con ellos y cuando pensaron que tenían esperanza de un mundo mejor, solo para descubrir que fue totalmente aplastada. La realidad le decía a Will que aún estaba encadenado a su pesadilla y que seguía siendo un esclavo.
El mundo tal como existía era un lugar muy, muy peligroso y el palacio real era como un pantano, era difícil adivinar y discernir lo que estaba sucediendo allí.
Will tropezó hacia atrás cuando sintió un agudo dolor en su mejilla y la sangre brotó de sus heridas. Aparentemente, la princesa Osana le había abofeteado con fuerza, mientras no se cohibía de usar sus garras.