El segundo y tercer piso de esta posada eran habitaciones, mientras que el primer piso era un bar y restaurante, donde los viajeros se detenían a comer y beber.
Iris lo siguió, pero había demasiada gente para que ella pudiera moverse libremente, ya que la mayoría de estos hombres eran mercenarios y pícaros. La miraban con una expresión de curiosidad, ya que era raro ver a una joven en un lugar así.
—Al… Caña… —Iris intentó llamarlo cuando no pudo pasar por unos corpulentos hombres, que parecían muy ebrios, mientras conversaban en voz alta entre ellos—. Disculpen, por favor muévanse…
Iris intentó apartarlos a un lado, pero apenas se movieron. ¿Cómo podían ser tan grandes y fuertes estos hombres? Intentó encontrar otro camino, pero este lugar estaba lleno de gente.