Iris tuvo este extraño sueño, vio a Caña acercarse al carruaje. Su rostro lucía muy triste, le dolía el corazón verlo tan abatido, como si todo el mundo se hubiera derrumbado sobre él.
Sin embargo, él la interrogó sobre cuánto la había lastimado. Iris incluso podía sentir el dolor en su voz cuando él preguntó eso. No le gustaba cuando él sufría, pero también estaba herida por su acción. Al final, solo pudo aferrarse a él.
Deseaba que este sueño durara un poco más. Realmente lo extrañaba...
—¿Cómo está ella? —preguntó Caña con tono sombrío a Gracia, quien acababa de terminar de revisar a Iris.
—Su fiebre ha bajado —dijo Gracia con alivio.
—¿Y... el bebé? —Caña apretó la mandíbula cuando preguntó esto. Sus ojos lucían muy agudos y oscuros.
—El bebé está bien —respondió Gracia—. Creo que son "bebés", porque la luna se refirió al bebé como gemelos.