—Su espíritu está bien, porque yo recibí la peor parte, pero su cuerpo está muy débil. Solo puede moverse gracias a mi fuerza de voluntad —se quejó Lu—. Evitó los ojos de Iris y resopló.
—Iris sabía que le dolería a Lu cuando preguntara por Cane, pero él necesitaba saber que él no era el único que deseaba su corazón.
—Lu, sabes muy bien que no soy Na —Iris quería decir que Na se había ido, pero no tenía corazón para señalar lo obvio, ya que estaba segura de que Lu era muy consciente de eso—. Buscas en mí a Na, pero no soy ella. También sabes eso, ¿verdad?
—Lu seguía evitando su mirada —lo que hizo que Iris se sentara y hablara con él aún más suavemente.
—Te quiero, Lu, porque eres parte de Cane y tú me quieres no por mí, sino por el recuerdo de la mujer a la que amas. Así como solo quieres a Na, yo solo quiero a Cane —Iris acarició su cabeza—. Devuélveme a Cane, ¿vale?