Cane no podía saciar su necesidad de estar con su compañera. Después de todo por lo que habían pasado y las veces que casi la perdió, quería estar cerca de ella, sentirse cercano a ella todo el tiempo...
Su aroma era embriagante y su piel vibraba deleitosamente contra la suya, la forma en que sonreía, la forma en que fruncía los labios, la forma en que se enojaba... todo sobre ella era hermoso.
El calor de su cuerpo era perfecto, hacía que no quisiera dejarla ir.
La forma en que gemía, la manera en que respondía a cada uno de sus toques...
Cane era insaciable, quería devorarla entera y aún después de eso, aún no podía saciarse de ella. Su suave piel y su risa gentil cuando él la provocaba o la forma en que jadeaba...
—Te amo, Iris... —Cane susurró a su oído cuando la penetró. Su empuje fue muy lento, mientras la cubría de besos pequeños.