Iris despertó temprano en la mañana y de inmediato descubrió que Caña no estaba durmiendo en la habitación, porque su lado de la cama estaba muy ordenado, no había rastro de él en absoluto. Se había acostumbrado tanto a despertarse con él, por lo que le pareció muy extraño encontrarse de nuevo sola.
En cambio, fue Aliana, quien la saludó.
—No me mires con esa cara de decepción —dijo Aliana, frunciendo sus labios para fingir que estaba enojada con Iris por darle esa mirada—. No estés demasiado decepcionada, el alfa estuvo aquí anoche para cuidarte cuando estabas durmiendo…
—¿Por qué no me despertó? ¿Por qué no se quedó? —Iris interrumpió la explicación de Aliana—. Si Caña vino, ¿por qué no se quedó y se marchó inmediatamente?