"Caña conocía este lugar gracias a Redmond —el lugar donde se podía comprar toda la información o, al menos, conseguir que alguien obtuviera la información por ti.
Este lugar era propiedad de un viejo hechicero y debido al precio exorbitante, no cualquiera podía permitirse sus servicios.
Sin embargo, antes de que pudieran encontrarse con el hechicero, había un paje, quien preguntaría cuál era su propósito. Se lo comunicaría al hechicero, pero si esa persona no consideraba que el asunto era de su agrado o valía la pena su tiempo, los rechazaría.
—¿Qué desea saber, señor? —preguntó el paje—. Luce muy joven, probablemente de sólo once o doce años. Está de pie detrás del enrejado, vistiendo ropa raída que parece grande para su delgado cuerpo. No hace falta decir que debió haber sido un esclavo antes de que lo compraran y lo hicieran trabajar aquí, y aun así sigue siendo un esclavo.
Se veía tan tímido, pues se retorcía sin parar, intimidado por la imponente figura del alfa.